Patch Adams – Cómo no escuchar
¿Para qué te sirve?
Este vídeo lo hemos descubierto gracias a EEC Coaching.
Este fragmento de la película Patch Adams es un claro ejemplo de una mala escucha. El paciente, Hunter, explica al médico su historia, mientras éste toma notas y se prepara un café.
¿Por qué es un ejemplo de mala escucha? Porque el médico, además de estar distraído mientras el protagonista cuenta su historia y no advertir de las locuacidades que el paciente dice al final, parece solo estar interesado en algunos detalles, como la historia de sus padres. No muestra interés por el relato completo, parece que solo quiere oír la información que necesita para su informe.
Pensamos que el médico está entre una escucha fingida y una selectiva. Las diferencias entre estos dos niveles de escucha (Ver «Amplía Información») es que en la escucha fingida, parece que estamos escuchando a la otra persona pero nuestra mente está en otro lado. Aunque pretendamos que estamos interesa@s, no nos quedamos con lo que nos está diciendo. No nos importa entender a la otra persona, tal y como le sucede al médico. La escucha selectiva tiene un nivel mayor de atención, en este nivel escuchamos, pero solo lo que nos interesa oír. Por ejemplo, aquello que nos da la razón sobre lo que pensamos. No tenemos una escucha global ni atenta. El ejemplo de este tipo de escucha es cuando el médico únicamente muestra interés por la pregunta acerca de sus padres.
La escucha selectiva no solo significa escuchar parcialmente mientras hacemos otras actividades, significa también escuchar para confirmar nuestras ideas preconcebidas sobre una persona o sobre algo. Por ejemplo, si tengo la etiqueta de que Juan es un desorganizado, seguramente cuando un compañero me hable de él, solo me quedaré con la información que confirma mi creencia: «el otro día vi su mesa muy desorganizada». De esta manera no tendré que cambiar mis etiquetas, sino que viviré subiendo constantemente en la escalera de inferencias (Ver «Amplía Información») hasta convertirlo en un prejuicio generalizado, «Juan es un desastre». En definitiva, la escucha selectiva también habla de los juicios previos con los que escuchamos y de la importancia de fundamentarlos constantemente y ser capaces de explorar la opinión contraria, «¿En qué me baso para decir que Juan es un desorganizado?» «¿En alguna situación Juan es organizado?» «¿Qué otra explicación podría haber para que Juan tenga la mesa llena de papeles?»
Reflexiona y actúa
¿Qué conclusiones obtienes del vídeo? ¿Cómo definirías tú la escucha que hace el médico? ¿Cómo crees que se siente Hunter, Patch Adams? ¿Cómo te hubieras sentido tú si hubieras estado allí?
¿Alguna vez te has sentido poco escuchado? Es muy difícil estar siempre haciendo una escucha empática, lo importante es saber identificar qué tipo de escucha hacemos en cada ocasión, ¿en qué ocasiones haces una escucha fingida o selectiva? ¿Te has descubierto alguna vez únicamente escuchando aquello que confirmaba tu idea u opinión inicial? ¿Qué puertas te cerró ésto? ¿Qué ingredientes crees que son necesarios para hacer una buena escucha? ¿Qué harás diferente después de ver este vídeo?
Amplía información
Recomendamos este post para profundizar en los niveles de la escucha.
Para entender mejor cómo formamos los juicios, recomendamos este post sobre la escalera de inferencias, término acuñado por el psicólogo Chris Argyris.
Os recordamos dos vídeos en @Estimulando:
- «Amor a primera vista. Que tus “paranoias” no te limiten«.
- También este gracioso vídeo, «Vamos castores, vamos. Escucha activa«.
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